La Tercera Fase. Formas de saber que estamos perdiendo.
Raffaele Simone
Este libro inicia con una exposición del llamado orden de
los sentidos, según el cual la vista y el oído son los principales medios
de adquisición del conocimiento, los cuales han contribuido principalmente
al desarrollo de las facultades mentales que actualmente posee el hombre.
El punto central de análisis se
dirige a las fases mediante las cuales el conocimiento humano se ha fijado de
diferentes formas. La Primera Fase corresponde a la escritura, ya que modificó
la forma memorística empleada como fuente de conservación de dicho
conocimiento, y que mediante los sentidos, amplificó las capacidades previas. A
partir de la escritura, el hombre desarrolló una inteligencia simultánea y otra
secuencial, lo cual permite la percepción de diversos datos al mismo tiempo y
también su articulación y análisis, a partir de la sucesión de estímulos. Como
consecuencia, el hombre está capacitado para la escucha lineal, la visión no
alfabética y la visión alfabética.
La Segunda Fase comienza con la explotación
de la imprenta que otorga beneficios a una gran cantidad de personas, quienes
van concediéndole menor importancia a la nemotecnia al ampliarse sus oportunidades
de convertirse en lectores. La visión alfabética se vuelve más importante y el
paradigma de lectura cambia, ya que antes de ello se leía en voz alta (para ser
escuchado) y a partir de este periodo se lee en voz baja (mentalmente, para uno
mismo).
La Tercera Fase está ligada al
cambio en la forma de lectura que han introducido los medios de comunicación,
principalmente la televisión y la computadora personal, que han desplazado al
libro como principal fuente de conocimiento.
Un cambio que se ha dado entre estas etapas es
el concepto en el que se tenía la facultad de habla. Sobre todo por la
influencia de la filosofía medievalista religiosa, el habla estaba relegada a
cuestionamientos de diversos tipos, la mayoría de ellos para poner en duda su
eficacia y veracidad en asuntos de verdadera importancia, lo cual se refleja en
la clasificación de “los pecados de la lengua” que recaban Carla Casagrande y
Silvana Vecchio, a saber, el multiloquium, el vaniloquium,
el murmur, el maledictum y el mendacium.
La Tercera etapa, de la que habla
Simone, también está marcada por una revolución en el habla, ya que los medios
de comunicación que la caracterizan han devuelto a la sociedad su ponderación
por encima de la escritura introduciendo
nuevas formas de expresión no escrita como ocurre con los emoticones empleados
en los chats tan populares en las redes sociales.
En cuanto a la transmisión del
conocimiento, Simone indica que actualmente hay dos tipos de sociedades que
poseen diversos conocimientos. La sociedad tradicionalista, a la que pertenecen
todas aquellas personas que no se involucran con las nuevas tecnologías y cuya
transmisión de conocimientos se da mediante formas tradicionales como la
escuela, los libros y la consulta de expertos, mientras que la nueva generación
tienen a su alcance un impresionante abanico de conocimientos a través del
internet.
La escuela, en este sentido, ha
dejado de ser el mejor medio de distribución del conocimiento, pues en realidad
está cumpliendo una función de clasificación y transmisión de algunos
conocimientos, mientras que, debido a esa clasificación, evita la movilidad de
muchos otros. Dada su poca integración con las nuevas tecnologías, la escuela
de hoy se ha vuelto metodológicamente
lenta, y en vista de que se ha visto rebasada en su capacidad por difundir
la gran cantidad de conocimientos que se generan en la actualidad, se ha vuelto
cognitivamente lenta.
La forma como se lee al mundo es
clasificada en el libro como lectura
y visión, esto es, el
acto de leer un texto escrito y de visualizar una manifestación basada en
imágenes, respectivamente. El autor expone las razones por las que los jóvenes de hoy prefieren esta última forma de aprendizaje.
Finalmente, el autor reflexiona
sobre la necesidad de valorar aspectos de la cultura no proposicional o no
analítica que prefieren los discentes actuales, quienes ponderan la experiencia
y las evocaciones, lo cual se podría aprovechar para la incorporación de un
modelo educativo que detenga el proceso de pérdida en que ha caído el ámbito de
difusión del conocimiento.
SIMONE, Raffaele. La tercera fase. Formas de saber que estamos perdiendo. Grupo Santillana de ediciones, Madrid: 2001. 165 p.
SIMONE, Raffaele. La tercera fase. Formas de saber que estamos perdiendo. Grupo Santillana de ediciones, Madrid: 2001. 165 p.
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