5/5/14

LA TERCERA FASE

La Tercera Fase. Formas de saber que estamos perdiendo.
Raffaele Simone

Este libro inicia con una exposición del llamado orden de los sentidos, según el cual la vista y el oído son los principales medios de adquisición del conocimiento, los cuales han contribuido principalmente al desarrollo de las facultades mentales que actualmente posee el hombre.

El punto central de análisis se dirige a las fases mediante las cuales el conocimiento humano se ha fijado de diferentes formas. La Primera Fase corresponde a la escritura, ya que modificó la forma memorística empleada como fuente de conservación de dicho conocimiento, y que mediante los sentidos, amplificó las capacidades previas. A partir de la escritura, el hombre desarrolló una inteligencia simultánea y otra secuencial, lo cual permite la percepción de diversos datos al mismo tiempo y también su articulación y análisis, a partir de la sucesión de estímulos. Como consecuencia, el hombre está capacitado para la escucha lineal, la visión no alfabética y la visión alfabética.

La Segunda Fase comienza con la explotación de la imprenta que otorga beneficios a una gran cantidad de personas, quienes van concediéndole menor importancia a la nemotecnia al ampliarse sus oportunidades de convertirse en lectores. La visión alfabética se vuelve más importante y el paradigma de lectura cambia, ya que antes de ello se leía en voz alta (para ser escuchado) y a partir de este periodo se lee en voz baja (mentalmente, para uno mismo).

La Tercera Fase está ligada al cambio en la forma de lectura que han introducido los medios de comunicación, principalmente la televisión y la computadora personal, que han desplazado al libro como principal fuente de conocimiento.

Un cambio que se ha dado entre estas etapas es el concepto en el que se tenía la facultad de habla. Sobre todo por la influencia de la filosofía medievalista religiosa, el habla estaba relegada a cuestionamientos de diversos tipos, la mayoría de ellos para poner en duda su eficacia y veracidad en asuntos de verdadera importancia, lo cual se refleja en la clasificación de “los pecados de la lengua” que recaban Carla Casagrande y Silvana Vecchio, a saber, el  multiloquium,  el vaniloquium, el murmur, el maledictum y el mendacium.

La Tercera etapa, de la que habla Simone, también está marcada por una revolución en el habla, ya que los medios de comunicación que la caracterizan han devuelto a la sociedad su ponderación por encima de la escritura  introduciendo nuevas formas de expresión no escrita como ocurre con los emoticones empleados en los chats tan populares en las redes sociales.

En cuanto a la transmisión del conocimiento, Simone indica que actualmente hay dos tipos de sociedades que poseen diversos conocimientos. La sociedad tradicionalista, a la que pertenecen todas aquellas personas que no se involucran con las nuevas tecnologías y cuya transmisión de conocimientos se da mediante formas tradicionales como la escuela, los libros y la consulta de expertos, mientras que la nueva generación tienen a su alcance un impresionante abanico de conocimientos a través del internet.   

La escuela, en este sentido, ha dejado de ser el mejor medio de distribución del conocimiento, pues en realidad está cumpliendo una función de clasificación y transmisión de algunos conocimientos, mientras que, debido a esa clasificación, evita la movilidad de muchos otros. Dada su poca integración con las nuevas tecnologías, la escuela de hoy se ha vuelto metodológicamente lenta, y en vista de que se ha visto rebasada en su capacidad por difundir la gran cantidad de conocimientos que se generan en la actualidad, se ha vuelto cognitivamente lenta.

La forma como se lee al mundo es clasificada en el libro como lectura y visión, esto es, el acto de leer un texto escrito y de visualizar una manifestación basada en imágenes, respectivamente. El autor expone las razones por las que los jóvenes de hoy prefieren esta última forma de aprendizaje.

Finalmente, el autor reflexiona sobre la necesidad de valorar aspectos de la cultura no proposicional o no analítica que prefieren los discentes actuales, quienes ponderan la experiencia y las evocaciones, lo cual se podría aprovechar para la incorporación de un modelo educativo que detenga el proceso de pérdida en que ha caído el ámbito de difusión del conocimiento.   

SIMONE, Raffaele. La tercera fase. Formas de saber que estamos perdiendo. Grupo Santillana de ediciones, Madrid: 2001. 165 p.

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