23/3/11

La poesía, ¿en crisis?

Theodor W. Adorno sentenció de manera metafórica que después de Auschwitz no era posible la poesía. Hubo quienes tomaron esa frase al pie de la letra y celebraron que el crítico de Francfort se hubiera equivocado, pues pese a esa lapidaria frase la poesía siguió practicándose.
Por supuesto que la poesía no se dejará de cultivar por decreto de Adorno ni de nadie. El ensayista simplemente pretendió advertir que el ser humano es capaz de acometer las empresas más bellas, pero también incurrir en los más bestiales excesos. Qué caso tiene que se cante a la belleza y las emociones después de cometer los peores actos de barbarie.
Es posible, sí, escribir poesía. Pero cada vez más difícil que el "gran público" se acerca a ella. Y en ese divorcio no tiene nada que ver la sentencia de Adorno, sino diversos factores, incluso anteriores a la prédica del pensador, como el advenimiento de las vanguardias, que "segregó de la poesía al público", señala con inteligencia José Emilio Pacheco.
"La gente tardó ochocientos años en habituarse a la rima y de pronto la despojamos de ella", apunta en el ensayo "Ovidio en el iPod", publicado en Letras Libres de enero de 2008.
"La poesía quedó al margen de la vida cotidiana", admite el poeta mexicano, y explora en el texto mencionado algunas causas.
¿La poesía está en crisis? Es una pregunta difícil de responder a la luz de hechos tan contradictorios como las casi nulas ventas de un poemario, pero las nutridas asistencias a los talleres literarios.
¿Cuántos de nuestros jóvenes que quizá rechacen la poesía culta no tienen la necesidad de escribir, aun de soslayo, algunos versos que registren su estado emocional en un momento determinado?
La lectura de este ensayo de Pacheco es un excelente complemento a la preocupación que hemos planteado desde post anteriores: ¿cómo hacer que nuestros alumnos se conmuevan con la poesía?

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